Hay días en que nuestra fuerza de voluntad realmente es puesta a prueba.
Quizás existe un cliente particularmente maleducado en el trabajo y, de alguna forma, logras superar toda la interacción sin explotar ni perder la compostura. O estás terminando un proyecto importante y sabes que debes mantener la concentración por sólo un rato más, sin caer en tentadoras distracciones. Tal vez se trata de resistir el llamado de las apetitosas galletas o frituras que se guardan en tu cocina cuando llevas apenas unos cuantos días de dieta.
La cosa es que algunas personas parecen tener reservas mucho mayores que otras: les resulta más fácil controlar sus emociones, evitar la procrastinación y apegarse a sus objetivos, sin parecer perder nunca el control feroz de su comportamiento. Ya sabes, esas personas afortunadas que incluso después de un arduo día de trabajo, aún tienen la determinación de hacer algo productivo como deporte, mientras otros renuncian y simplemente se entregan a la comida chatarra y la televisión.
LA MENTALIDAD ILIMITADA
Nuestras reservas de autocontrol y concentración mental parecen estar moldeadas por la mentalidad.
Hasta hace poco, la teoría psicológica imperante proponía que la fuerza de voluntad se asemejaba a una especie de batería: puedes comenzar el día con todas tus fuerzas, pero cada vez que tienes que controlar tus pensamientos, sentimientos o comportamiento, agotas la energía de esa batería. Sin la oportunidad de descansar y recargar energías, esos recursos se agotan peligrosamente, lo que hace que sea mucho más difícil mantener la paciencia y la concentración, y resistir la tentación.
Las pruebas de laboratorio parecían proporcionar evidencia de este proceso. Si se pedía a los participantes que se resistieran a comer atractivas galletas que se dejaban sobre una mesa, por ejemplo, posteriormente mostraban menos persistencia al resolver un problema matemático, porque sus reservas de fuerza de voluntad se habían agotado.
Basándose en un término psicoanalítico para la parte de la mente que es responsable de controlar nuestros impulsos, este proceso se conoce como «agotamiento del ego».Las personas que tienen un alto autocontrol podrían tener mayores reservas de fuerza de voluntad inicialmente, pero incluso ellas se desgastarían cuando se las pusiera bajo presión.
Job, quien es profesora de psicología de la motivación en la Universidad de Viena, Austria, primero diseñó un cuestionario que pedía a los participantes que calificaran una serie de afirmaciones en una escala de acuerdo y desacuerdo. Ellos incluyeron afirmaciones como estas:
Cuando se acumulan situaciones que te desafían con tentaciones, se vuelve cada vez más difícil resistir las tentaciones.
La actividad mental extenuante agota tus recursos, que necesitas recargar después.
Si acabas de resistir una fuerte tentación, te sientes fortalecido y puedes resistir nuevas tentaciones.
Tu resistencia mental se alimenta a sí misma. Incluso después de un esfuerzo mental extenuante, puedes continuar haciendo más.
Si estás más de acuerdo con las 2 primeras afirmaciones, tienes una visión «limitada»de la fuerza de voluntad. Si estás más de acuerdo con las 2 segundas afirmaciones, se considera que tienes una visión «no limitada» de la fuerza de voluntad.
Job más tarde les dio a los participantes algunas pruebas de laboratorio estándar que examinaban la concentración mental, de lo que se supone que dependen nuestras reservas de fuerza de voluntad. La experta descubrió que las personas con una mentalidad limitada tendían a actuar exactamente como predice la teoría del agotamiento del ego: después de realizar una tarea que requería una concentración intensa, les resultó mucho más difícil prestar atención a una actividad posterior que si hubieran estado descansando antes. Sin embargo, las personas con la visión ilimitada no mostraron ningún signo de agotamiento del ego: no mostraron disminución en su enfoque mental después de realizar una actividad mentalmente agotadora.
DECONSTRUYE TU FUERZA DE VOLUNTAD
Si ya tienes una mentalidad ilimitada sobre la fuerza de voluntad, estos hallazgos son buenos. Pero ¿qué podemos hacer si hemos estado viviendo bajo la suposición de que nuestras reservas de autocontrol se agotan fácilmente?
Los estudios de Job sugieren que el simple hecho de aprender sobre esta ciencia de vanguardia, a través de textos breves y accesibles, puede ayudar a cambiar las creencias de las personas, al menos a corto plazo. El conocimiento, al parecer, es poder – y, si es así, el hecho de leer este este artículo ya podría haber comenzado a deconstruir tu resistencia mental. Incluso puedes mejorar esto contándoles a otros sobre lo que has aprendido: la investigación sugiere que compartir información ayuda a consolidar tu propio cambio de mentalidad, un fenómeno conocido como el “efecto de decir es creer«.
Una estrategia útil para cambiar tu forma de pensar puede ser recordar un momento en el que trabajaste en una tarea mentalmente exigente por el puro placer de la actividad. Puede haber una actividad en el trabajo, por ejemplo, que otros encuentren difícil pero que tú encuentres satisfactoria. O tal vez sea un pasatiempo, como aprender una nueva canción en el piano, que exige una concentración intensa, pero que para ti se siente sin esfuerzo. Un estudio reciente encontró que involucrarse en este tipo de recuerdo cambia naturalmente las creencias de las personas hacia la mentalidad ilimitada, ya que ven pruebas de su propia resistencia mental.
Para obtener más evidencia, puedes comenzar con pequeñas pruebas de autocontrol que provocarán un cambio deseado en tu vida, como evitar la comida chatarra durante un par de semanas, desconectarse de las redes sociales mientras trabajas o mostrar más paciencia con un ser querido irritante. Una vez que te hayas probado a ti mismo que tu fuerza de voluntad puede crecer, puede que te resulte más fácil resistir otros tipos de tentaciones o distracciones.
Que la fuerza (de voluntad) esté contigo… siempre.
En cada uno de esos casos, lo que te salva es la fuerza de voluntad, algo que los psicólogos definen como “la capacidad de evitar tentaciones a corto plazo y anular pensamientos, sentimientos o impulsos no deseados”. Nuevos estudios sugieren estrategias poderosas para que cualquier persona desarrolle una mayor fuerza de voluntad, con enormes beneficios para su salud, productividad y felicidad.
La cosa es que algunas personas parecen tener reservas mucho mayores que otras: les resulta más fácil controlar sus emociones, evitar la procrastinación y apegarse a sus objetivos, sin parecer perder nunca el control feroz de su comportamiento. Ya sabes, esas personas afortunadas que incluso después de un arduo día de trabajo, aún tienen la determinación de hacer algo productivo como deporte, mientras otros renuncian y simplemente se entregan a la comida chatarra y la televisión.
LA MENTALIDAD ILIMITADA
Nuestras reservas de autocontrol y concentración mental parecen estar moldeadas por la mentalidad.
Hasta hace poco, la teoría psicológica imperante proponía que la fuerza de voluntad se asemejaba a una especie de batería: puedes comenzar el día con todas tus fuerzas, pero cada vez que tienes que controlar tus pensamientos, sentimientos o comportamiento, agotas la energía de esa batería. Sin la oportunidad de descansar y recargar energías, esos recursos se agotan peligrosamente, lo que hace que sea mucho más difícil mantener la paciencia y la concentración, y resistir la tentación.
Las pruebas de laboratorio parecían proporcionar evidencia de este proceso. Si se pedía a los participantes que se resistieran a comer atractivas galletas que se dejaban sobre una mesa, por ejemplo, posteriormente mostraban menos persistencia al resolver un problema matemático, porque sus reservas de fuerza de voluntad se habían agotado.
Basándose en un término psicoanalítico para la parte de la mente que es responsable de controlar nuestros impulsos, este proceso se conoce como «agotamiento del ego». Las personas que tienen un alto autocontrol podrían tener mayores reservas de fuerza de voluntad inicialmente, pero incluso ellas se desgastarían cuando se las pusiera bajo presión.
Sin embargo, en 2010, la psicóloga Veronika Job publicó un estudio que cuestionaba los fundamentos de esta teoría, con algunas pruebas intrigantes de que el agotamiento del ego dependía de las creencias subyacentes de las personas.
Job, quien es profesora de psicología de la motivación en la Universidad de Viena, Austria, primero diseñó un cuestionario que pedía a los participantes que calificaran una serie de afirmaciones en una escala de acuerdo y desacuerdo. Ellos incluyeron afirmaciones como estas:
Si estás más de acuerdo con las 2 primeras afirmaciones, tienes una visión «limitada» de la fuerza de voluntad. Si estás más de acuerdo con las 2 segundas afirmaciones, se considera que tienes una visión «no limitada» de la fuerza de voluntad.
Job más tarde les dio a los participantes algunas pruebas de laboratorio estándar que examinaban la concentración mental, de lo que se supone que dependen nuestras reservas de fuerza de voluntad. La experta descubrió que las personas con una mentalidad limitada tendían a actuar exactamente como predice la teoría del agotamiento del ego: después de realizar una tarea que requería una concentración intensa, les resultó mucho más difícil prestar atención a una actividad posterior que si hubieran estado descansando antes. Sin embargo, las personas con la visión ilimitada no mostraron ningún signo de agotamiento del ego: no mostraron disminución en su enfoque mental después de realizar una actividad mentalmente agotadora.
DECONSTRUYE TU FUERZA DE VOLUNTAD
Si ya tienes una mentalidad ilimitada sobre la fuerza de voluntad, estos hallazgos son buenos. Pero ¿qué podemos hacer si hemos estado viviendo bajo la suposición de que nuestras reservas de autocontrol se agotan fácilmente?
Los estudios de Job sugieren que el simple hecho de aprender sobre esta ciencia de vanguardia, a través de textos breves y accesibles, puede ayudar a cambiar las creencias de las personas, al menos a corto plazo. El conocimiento, al parecer, es poder – y, si es así, el hecho de leer este este artículo ya podría haber comenzado a deconstruir tu resistencia mental. Incluso puedes mejorar esto contándoles a otros sobre lo que has aprendido: la investigación sugiere que compartir información ayuda a consolidar tu propio cambio de mentalidad, un fenómeno conocido como el “efecto de decir es creer«.
Una estrategia útil para cambiar tu forma de pensar puede ser recordar un momento en el que trabajaste en una tarea mentalmente exigente por el puro placer de la actividad. Puede haber una actividad en el trabajo, por ejemplo, que otros encuentren difícil pero que tú encuentres satisfactoria. O tal vez sea un pasatiempo, como aprender una nueva canción en el piano, que exige una concentración intensa, pero que para ti se siente sin esfuerzo. Un estudio reciente encontró que involucrarse en este tipo de recuerdo cambia naturalmente las creencias de las personas hacia la mentalidad ilimitada, ya que ven pruebas de su propia resistencia mental.
Para obtener más evidencia, puedes comenzar con pequeñas pruebas de autocontrol que provocarán un cambio deseado en tu vida, como evitar la comida chatarra durante un par de semanas, desconectarse de las redes sociales mientras trabajas o mostrar más paciencia con un ser querido irritante. Una vez que te hayas probado a ti mismo que tu fuerza de voluntad puede crecer, puede que te resulte más fácil resistir otros tipos de tentaciones o distracciones.
No debes esperar milagros inmediatamente. Pero con perseverancia, deberías ver cómo cambia tu forma de pensar, y con ello una mayor capacidad de dominar tus pensamientos, sentimientos y comportamientos para que tus acciones te impulsen hacia tus metas.
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