Para sobrellevar los momentos difíciles, nada mejor que buscar activamente el lado bueno de las cosas. ¿Y qué momento más difícil que la pandemia? Muchas personas consideran que, en su vida post COVID, han aprendido a valorar ciertos aspectos en los que antes no pensaban, como las relaciones, la naturaleza y el sentido de la vida.
Y es que la cuarentena significó un gran período de autorreflexión y autodescubrimiento, con nuevos pasatiempos para ayudarnos a pasar el rato y un flujo constante de noticias que hizo despertar nuestras ganas de justicia social.
Claro, nadie quiere que las tragedias ocurran. Pero en el caso de que así sea, es nuestro deber aprovechar lo que los investigadores llaman “crecimiento post-traumático” – no sólo superar las dificultades, pero avanzar a partir de ellas con un mayor crecimiento personal, espiritual y social.
DEL ESTRÉS AL CRECIMIENTO
Un término mucho más conocido es el “estrés post-traumático”, una condición debilitante que afecta a quienes han experimentado un trauma severo (como guerras, abuso sexual, desastres naturales o una crianza violenta). Entre otras consecuencias, este síndrome puede provocar recuerdos intrusivos, hipervigilancia, ansiedad extrema y depresión.
Estudios recientes han establecido que la pandemia dejó síntomas similares al estrés post-traumático en muchas personas – pero, incluso quienes no sufrieron tanto durante las cuarentenas, el día de hoy tienen problemas para soportar el miedo y la incertidumbre que el virus ha provocado. La irritabilidad, la depresión, el insomnio y el aislamiento frente a los demás son también muestras de estrés post-traumático.
APRENDER DEL TRAUMA
Afortunadamente, el crecimiento post-traumático puede ocurrir -y a menudo ocurre- cuando las personas encuentran la manera de hacer las paces con sus traumas, de encontrarles un sentido o de obtener una mejor comprensión de sí mismas y los demás.
En un estudio de Nueva Zelanda, los investigadores encuestaron a 1.200 personas y encontraron que casi dos tercios de los encuestados pudieron identificar aspectos positivos que habían experimentado durante el encierro del COVID. Una persona señaló que estaba “pasando más tiempo con mis hijos y mi cónyuge” como resultado de la cuarentena; otro dijo que “hemos tenido una muy buena comunicación con nuestros vecinos de al lado, a quienes conocíamos anteriormente, pero no muy bien”. Ambos comentarios sugieren que las personas se dieron cuenta de quereducir el ritmo de vida les permitía fortalecer las relaciones. Otros encuestados descubrieron que habían “aprendido diferentes formas de trabajar” o señalaron que “ahora sólo compraban lo esencial, gastando dinero sólo en cosas que se necesitan” –cambios en el estilo de vida que probablemente se mantengan después de la pandemia.
UNA PARADA NECESARIA
Los 2 temas generales que surgieron a partir de las respuestas abiertas de esa investigación fueron que (1) las personas sobrevivieron aprendiendo a lidiar con la adversidad, satisfaciendo sus necesidades básicas y manteniendo su salud, y 2) prosperaron al enfocarse en el autodesarrollo, la reflexión y crecimiento.
“El período de cuarentenas representó un punto álgido importante en la vida de las personas y creó una oportunidad para detenerse, evaluar, reflexionar, conectar y recrear”, concluyen los autores. Y aunque los investigadores no intentaron analizar cómo el hacerlo afectó el bienestar general de las personas, otras investigaciones sugieren que encontrar un lado positivo en los malos momentos puede ayudar a las personas a crecer y sufrir menos.
Por supuesto,el contexto importa: la respuesta rápida y cooperativa de Nueva Zelanda a la pandemia puede haber facilitado que sus ciudadanos vean luces positivas. Pero la gente de otros países también encontró cosas por valorar en su experiencia.
Por ejemplo, en un estudio realizado en España, los investigadores enviaron cuestionarios en línea a 438 españoles (de entre 18 y 68 años) en la semana 2 y la semana 5 de cuarentena obligatoria, para averiguar cómo el confinamiento durante el COVID los afectaba emocionalmente. Como era de esperar, las personas reportaron sentir muchos sentimientos negativos, como depresión, ansiedad y estrés, y algunos grupos experimentaron niveles aún más altos–en particular, las mujeres, los jóvenes, las personas con enfermedades crónicas, con ingresos más bajos y las que viven solas.
Sin embargo, muchos también informaron experiencias positivas, como gratitud, una mayor sensación de significado en la vida y resiliencia. No es sorpresa que tener emociones y experiencias más positivas aumentara la satisfacción con la vida de las personas bajo cuarentena, lo que, a su vez, ayudó a reducir su angustia y a aumentar sus niveles de crecimiento post-traumático. De manera similar, un estudio en Alemania descubrió que, si bien la capacidad de las personas para experimentar momentos de asombro y gratitud no las liberó de la carga de la pandemia, al menos las ayudó a apreciar aspectos más positivos de sus vidas durante este momento difícil.
CÓMO BUSCAR EL LADO BUENO
Es probable que algunas personas sean naturalmente propensas a ver lo bueno de las cosas, lo cual les ayuda a sobrellevar situaciones complejas como la pandemia. Pero, para el resto de la gente, elegir cambiar nuestra perspectiva también es posible. La pregunta es, ¿cómo? Aquí hay algunas técnicas que pueden ayudar.
Ordena tus pensamientos. Es natural sentirse estresado, deprimido o preocupado durante eventos traumáticos. Podemos pensar que el mundo se está derrumbando o que posiblemente no podamos lidiar con todo. Pero tratar de reprimir estos sentimientos o pensamientos no nos ayudará a seguir adelante. En cambio, necesitamos encontrar formas de expresarlos y aprender de ellos.
Una forma de hacerlo es a través de la escritura, una técnica que implica escribir libremente sobre algo que nos molesta y dar un paso atrás para reexaminar nuestras vidas. Las investigaciones sugieren que la escritura expresiva puede ayudar a fomentar el crecimiento post-traumático, especialmente si te alejas de tus emociones y escribes sobre los conocimientos adquiridos al explorar su experiencia.
Apunta a la autocompasión. Estamos pasando por un momento traumático, lo que significa que todos debemos hacer lo que podamos para cuidarnos. Practicar la autocompasión puede ayudar e incluso puede potenciar un mayor crecimiento post-traumático.
La autocompasión implica una combinación de ser conscientes de cómo nos sentimos y pensamos, enviándonos mensajes amables en lugar de críticas duras y reconociéndonos como conectados con el resto de la humanidad. Las investigaciones han descubierto que ser más compasivo con uno mismo puede conducir al aprendizaje después de la adversidad, porque ayuda a las personas a replantear su experiencia de una manera más positiva y aumentar su sentido de significado.
Busca sentido y propósito. Los investigadores del crecimiento post-traumático han encontrado que, a menudo, las personas se recuperan mejor del trauma cuando pueden encontrar algún significado en su experiencia –y la investigación realizada durante la pandemia también respalda este vínculo.
¿Cómo podemos encontrar significado en este momento? Podemos recurrir a nuestras prácticas religiosas o espirituales en busca de comprensión y consuelo. Podemos participar en actividades significativas, como crear arte, asombrarnos de la naturaleza o conectarnos profundamente con nuestros seres queridos. O podemos reconsiderar el propósito de nuestra vida y decidir dedicarnos a ayudar a los necesitados.
Practica la gratitud. La investigación sugiere que las personas agradecidas sufren menos estrés post-traumático y que practicar la gratitud puede ayudar a aliviar sus síntomas y mejorar el bienestar. Hacer un balance incluso de las cosas pequeñas de nuestra vida por las que podemos estar agradecidos puede ayudarnos a superar el trauma.
El crecimiento post-traumático no es inevitable, pero es posible, incluso en estas terribles circunstancias. Si practicamos la autocompasión y la gratitud, y buscamos significado y comprensión, podemos superar el trauma de esta pandemia mejor equipados para enfrentar lo que nos depara el futuro.
Veamos el vaso medio lleno: ¿cuál fue el lado bueno de la pandemia?
Y es que la cuarentena significó un gran período de autorreflexión y autodescubrimiento, con nuevos pasatiempos para ayudarnos a pasar el rato y un flujo constante de noticias que hizo despertar nuestras ganas de justicia social.
Claro, nadie quiere que las tragedias ocurran. Pero en el caso de que así sea, es nuestro deber aprovechar lo que los investigadores llaman “crecimiento post-traumático” – no sólo superar las dificultades, pero avanzar a partir de ellas con un mayor crecimiento personal, espiritual y social.
DEL ESTRÉS AL CRECIMIENTO
Un término mucho más conocido es el “estrés post-traumático”, una condición debilitante que afecta a quienes han experimentado un trauma severo (como guerras, abuso sexual, desastres naturales o una crianza violenta). Entre otras consecuencias, este síndrome puede provocar recuerdos intrusivos, hipervigilancia, ansiedad extrema y depresión.
Estudios recientes han establecido que la pandemia dejó síntomas similares al estrés post-traumático en muchas personas – pero, incluso quienes no sufrieron tanto durante las cuarentenas, el día de hoy tienen problemas para soportar el miedo y la incertidumbre que el virus ha provocado. La irritabilidad, la depresión, el insomnio y el aislamiento frente a los demás son también muestras de estrés post-traumático.
APRENDER DEL TRAUMA
Afortunadamente, el crecimiento post-traumático puede ocurrir -y a menudo ocurre- cuando las personas encuentran la manera de hacer las paces con sus traumas, de encontrarles un sentido o de obtener una mejor comprensión de sí mismas y los demás.
En un estudio de Nueva Zelanda, los investigadores encuestaron a 1.200 personas y encontraron que casi dos tercios de los encuestados pudieron identificar aspectos positivos que habían experimentado durante el encierro del COVID. Una persona señaló que estaba “pasando más tiempo con mis hijos y mi cónyuge” como resultado de la cuarentena; otro dijo que “hemos tenido una muy buena comunicación con nuestros vecinos de al lado, a quienes conocíamos anteriormente, pero no muy bien”. Ambos comentarios sugieren que las personas se dieron cuenta de que reducir el ritmo de vida les permitía fortalecer las relaciones. Otros encuestados descubrieron que habían “aprendido diferentes formas de trabajar” o señalaron que “ahora sólo compraban lo esencial, gastando dinero sólo en cosas que se necesitan” –cambios en el estilo de vida que probablemente se mantengan después de la pandemia.
UNA PARADA NECESARIA
Los 2 temas generales que surgieron a partir de las respuestas abiertas de esa investigación fueron que (1) las personas sobrevivieron aprendiendo a lidiar con la adversidad, satisfaciendo sus necesidades básicas y manteniendo su salud, y 2) prosperaron al enfocarse en el autodesarrollo, la reflexión y crecimiento.
“El período de cuarentenas representó un punto álgido importante en la vida de las personas y creó una oportunidad para detenerse, evaluar, reflexionar, conectar y recrear”, concluyen los autores. Y aunque los investigadores no intentaron analizar cómo el hacerlo afectó el bienestar general de las personas, otras investigaciones sugieren que encontrar un lado positivo en los malos momentos puede ayudar a las personas a crecer y sufrir menos.
Por supuesto, el contexto importa: la respuesta rápida y cooperativa de Nueva Zelanda a la pandemia puede haber facilitado que sus ciudadanos vean luces positivas. Pero la gente de otros países también encontró cosas por valorar en su experiencia.
Por ejemplo, en un estudio realizado en España, los investigadores enviaron cuestionarios en línea a 438 españoles (de entre 18 y 68 años) en la semana 2 y la semana 5 de cuarentena obligatoria, para averiguar cómo el confinamiento durante el COVID los afectaba emocionalmente. Como era de esperar, las personas reportaron sentir muchos sentimientos negativos, como depresión, ansiedad y estrés, y algunos grupos experimentaron niveles aún más altos –en particular, las mujeres, los jóvenes, las personas con enfermedades crónicas, con ingresos más bajos y las que viven solas.
Sin embargo, muchos también informaron experiencias positivas, como gratitud, una mayor sensación de significado en la vida y resiliencia. No es sorpresa que tener emociones y experiencias más positivas aumentara la satisfacción con la vida de las personas bajo cuarentena, lo que, a su vez, ayudó a reducir su angustia y a aumentar sus niveles de crecimiento post-traumático. De manera similar, un estudio en Alemania descubrió que, si bien la capacidad de las personas para experimentar momentos de asombro y gratitud no las liberó de la carga de la pandemia, al menos las ayudó a apreciar aspectos más positivos de sus vidas durante este momento difícil.
CÓMO BUSCAR EL LADO BUENO
Es probable que algunas personas sean naturalmente propensas a ver lo bueno de las cosas, lo cual les ayuda a sobrellevar situaciones complejas como la pandemia. Pero, para el resto de la gente, elegir cambiar nuestra perspectiva también es posible. La pregunta es, ¿cómo? Aquí hay algunas técnicas que pueden ayudar.
Una forma de hacerlo es a través de la escritura, una técnica que implica escribir libremente sobre algo que nos molesta y dar un paso atrás para reexaminar nuestras vidas. Las investigaciones sugieren que la escritura expresiva puede ayudar a fomentar el crecimiento post-traumático, especialmente si te alejas de tus emociones y escribes sobre los conocimientos adquiridos al explorar su experiencia.
La autocompasión implica una combinación de ser conscientes de cómo nos sentimos y pensamos, enviándonos mensajes amables en lugar de críticas duras y reconociéndonos como conectados con el resto de la humanidad. Las investigaciones han descubierto que ser más compasivo con uno mismo puede conducir al aprendizaje después de la adversidad, porque ayuda a las personas a replantear su experiencia de una manera más positiva y aumentar su sentido de significado.
¿Cómo podemos encontrar significado en este momento? Podemos recurrir a nuestras prácticas religiosas o espirituales en busca de comprensión y consuelo. Podemos participar en actividades significativas, como crear arte, asombrarnos de la naturaleza o conectarnos profundamente con nuestros seres queridos. O podemos reconsiderar el propósito de nuestra vida y decidir dedicarnos a ayudar a los necesitados.
Esto no significa que debamos sentirnos agradecidos por la pandemia. Tampoco debemos ponernos anteojos de color rosa o ignorar pérdidas profundas. Pero sí significa que podríamos querer equilibrar esas dificultades recordando hacer las cosas que nos traen felicidad y sentido de propósito.
El crecimiento post-traumático no es inevitable, pero es posible, incluso en estas terribles circunstancias. Si practicamos la autocompasión y la gratitud, y buscamos significado y comprensión, podemos superar el trauma de esta pandemia mejor equipados para enfrentar lo que nos depara el futuro.
Fuente: Espacio Mutuo
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