Existe una alta probabilidad de que al momento de leer esto, tengas una taza de café en la mano – no por nada es la bebida más popular en buena parte del mundo. De hecho, los estadounidenses beben más café que bebidas, jugos y té juntos.
Así de popular es el café. Y, a pesar del fanatismo, aún existe mucha confusión acerca de cómo este brebaje oscuro afecta nuestra biología. Por lo mismo, te dejamos una guía rápida y práctica acerca de sus componentes y efectos.
INGREDIENTES Y RIESGOS
Los principales ingredientes activos del café son la cafeína (un estimulante) y toda una serie de antioxidantes. ¿Qué sabemos acerca de cómo ambos influyen en nuestro organismo? A grandes rasgos, la información de la que disponemos es bastante simple, pero las distintas teorías sobre si el café ayuda o perjudica, aún son incapaces de ponerse de acuerdo.
Las propiedades estimulantes de la cafeína son las que convierten una taza de café en la opción perfecta para despertarse. De hecho, el café, o la cafeína que contiene, esla sustancia psicoactiva más consumida en el mundo. Parece funcionar, al menos en parte, como un estimulante al bloquear el receptor de adenosina, nucleósido que estimula el sueño. La cafeína y la adenosina poseen compuestos heterocíclicos similares. La primera lleva a cabo un mimetismo molecular al bloquear el receptor de adenosina, lo cual impide que el cuerpo desarrolle su capacidad natural para descansar cuando lo necesita.
Además, este bloqueo es la razón por la que el consumo excesivo de café puede producir agitación y falta de sueño. La fatiga se puede posponer hasta que los organismos reguladores del cuerpo humano comienzan a fallar, momento en el que se producen los nervios y hasta consecuencias de mayor gravedad, como ansiedad e insomnio. Los efectos adversos suelen ser habituales y se conocen desde hace tiempo: la posible relación entre el consumo de café y el insomnio se descubrióhace más de 100 años.
CADA UNO CON SUS GUSTOS
Cada persona responde de manera distinta a la cafeína. Algunos individuos no la procesan, por lo que beber café podría suponer un riesgo para su salud. Alejándonos de esos extremos, sin embargo, existen diferencias en la manera en que respondemos a una taza de café. Como gran parte de la biología, esa diferencia es producto del ambiente, del consumo de café en el pasado, de la genética y, por inverosímil que pueda parecer, del azar.
Puede que lo que más nos atraiga del café sea el excitante golpe de cafeína que nos proporciona. Pero eso no quiere decir que sea el aspecto más interesante desde el punto de vista biológico. En un estudio con ratas se observó que la cafeína provocó en los animales contracciones musculares, por lo que es posible que trabaje como un estimulante de la actividad digestiva. No obstante, otras investigaciones han demostrado que el café descafeinado puede producir el mismo efecto, por lo que todo apunta a la existencia de un complejo mecanismo que abarca otras moléculas presentes en el café.
EL LADO BUENO
Lo cierto es que los antioxidantes del café no constituyen ningún misterio. Los procesos metabólicos generan la energía necesaria para la vida a la vez que producen residuos, a menudo en forma de moléculas oxidadas que pueden resultar perjudiciales para ellas mismas o para otras moléculas.
Los antioxidantes son un grupo amplio de moléculas que pueden eliminar los residuos peligrosos. Todos los organismos producen antioxidantes como parte de su equilibrio metabólico. Aun así, no está claro si los suplementos adicionales de antioxidantes poseen la capacidad de aumentar estas defensas naturales, duda que no ha evitado las especulaciones. Se ha relacionado a los antioxidantes con casi todo lo que tiene que ver con la salud, incluso la eyaculación precoz. Sin embargo, ¿tienen algún fundamento los tan cacareados efectos positivos? Sorprendentemente, la respuesta es, de nuevo, un rotundo “quizá”.
Por su parte, el café no va a curar el cáncer, pero sí puede que lo prevenga, así como otras enfermedades. Parte de la relación entre el café y el cáncer reside en la pregunta de qué es el cáncer: explicado de forma sencilla, se trata de un crecimiento celular descontrolado, lo cual indica cuándo los genes se expresan activamente y cuándo no.
De igual manera, el consumo notable ha sido relacionado con la disminución de pacientes de diabetes tipo 2. Si hay algo que parece común a todas las enfermedades es su complejidad, la combinación de efectos y las diferencias existentes entre individuos.
El ABC de la cafeína: lo que realmente le pasa a tu cuerpo cuando tomas café
Así de popular es el café. Y, a pesar del fanatismo, aún existe mucha confusión acerca de cómo este brebaje oscuro afecta nuestra biología. Por lo mismo, te dejamos una guía rápida y práctica acerca de sus componentes y efectos.
INGREDIENTES Y RIESGOS
Los principales ingredientes activos del café son la cafeína (un estimulante) y toda una serie de antioxidantes. ¿Qué sabemos acerca de cómo ambos influyen en nuestro organismo? A grandes rasgos, la información de la que disponemos es bastante simple, pero las distintas teorías sobre si el café ayuda o perjudica, aún son incapaces de ponerse de acuerdo.
Las propiedades estimulantes de la cafeína son las que convierten una taza de café en la opción perfecta para despertarse. De hecho, el café, o la cafeína que contiene, es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo. Parece funcionar, al menos en parte, como un estimulante al bloquear el receptor de adenosina, nucleósido que estimula el sueño. La cafeína y la adenosina poseen compuestos heterocíclicos similares. La primera lleva a cabo un mimetismo molecular al bloquear el receptor de adenosina, lo cual impide que el cuerpo desarrolle su capacidad natural para descansar cuando lo necesita.
Además, este bloqueo es la razón por la que el consumo excesivo de café puede producir agitación y falta de sueño. La fatiga se puede posponer hasta que los organismos reguladores del cuerpo humano comienzan a fallar, momento en el que se producen los nervios y hasta consecuencias de mayor gravedad, como ansiedad e insomnio. Los efectos adversos suelen ser habituales y se conocen desde hace tiempo: la posible relación entre el consumo de café y el insomnio se descubrió hace más de 100 años.
CADA UNO CON SUS GUSTOS
Cada persona responde de manera distinta a la cafeína. Algunos individuos no la procesan, por lo que beber café podría suponer un riesgo para su salud. Alejándonos de esos extremos, sin embargo, existen diferencias en la manera en que respondemos a una taza de café. Como gran parte de la biología, esa diferencia es producto del ambiente, del consumo de café en el pasado, de la genética y, por inverosímil que pueda parecer, del azar.
Puede que lo que más nos atraiga del café sea el excitante golpe de cafeína que nos proporciona. Pero eso no quiere decir que sea el aspecto más interesante desde el punto de vista biológico. En un estudio con ratas se observó que la cafeína provocó en los animales contracciones musculares, por lo que es posible que trabaje como un estimulante de la actividad digestiva. No obstante, otras investigaciones han demostrado que el café descafeinado puede producir el mismo efecto, por lo que todo apunta a la existencia de un complejo mecanismo que abarca otras moléculas presentes en el café.
EL LADO BUENO
Lo cierto es que los antioxidantes del café no constituyen ningún misterio. Los procesos metabólicos generan la energía necesaria para la vida a la vez que producen residuos, a menudo en forma de moléculas oxidadas que pueden resultar perjudiciales para ellas mismas o para otras moléculas.
Los antioxidantes son un grupo amplio de moléculas que pueden eliminar los residuos peligrosos. Todos los organismos producen antioxidantes como parte de su equilibrio metabólico. Aun así, no está claro si los suplementos adicionales de antioxidantes poseen la capacidad de aumentar estas defensas naturales, duda que no ha evitado las especulaciones. Se ha relacionado a los antioxidantes con casi todo lo que tiene que ver con la salud, incluso la eyaculación precoz. Sin embargo, ¿tienen algún fundamento los tan cacareados efectos positivos? Sorprendentemente, la respuesta es, de nuevo, un rotundo “quizá”.
Por su parte, el café no va a curar el cáncer, pero sí puede que lo prevenga, así como otras enfermedades. Parte de la relación entre el café y el cáncer reside en la pregunta de qué es el cáncer: explicado de forma sencilla, se trata de un crecimiento celular descontrolado, lo cual indica cuándo los genes se expresan activamente y cuándo no.
Los antioxidantes que contiene el café podrían tener un efecto anticancerígeno, ya que combaten el deterioro celular. Los estudios elaborados han demostrado que el consumo de café combate el cáncer en ratas y, por su parte, investigaciones desarrolladas con humanos indican que el consumo de café está asociado a la reducción de casos de algunos cánceres.
Resulta interesante constatar que el café ha sido relacionado también con la disminución de casos de párkinson y otras formas de demencia. Al menos un estudio experimental con ratones y cultivos celulares evidencia que la protección generada encuentra su origen en la combinación de cafeína y antioxidantes del café.
De igual manera, el consumo notable ha sido relacionado con la disminución de pacientes de diabetes tipo 2. Si hay algo que parece común a todas las enfermedades es su complejidad, la combinación de efectos y las diferencias existentes entre individuos.
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