La información falsa o engañosa sobre el COVID-19 parece propagarse con la misma rapidez y agresividad que el virus mismo. ¿Pero qué tan grave es el problema?
Pues, un nuevo informe de la Kaiser Family Foundation encontró que casi un tercio de los adultos estadounidenses creían al menos en 4 de 8 afirmaciones falsas sobre el COVID-19 o las vacunas, tales como “El gobierno está exagerando las muertes” o “Se ha demostrado que las vacunas causan infertilidad”. Casi la mitad de los encuestados creía que al menos 3 de las declaraciones falsas presentadas eran plausibles. Y si crees que eso no es grave, sólo recuerda que los índices de enfermedad y muerte en Estados Unidos son críticos, debido a que las personas se reúsan a usar mascarilla y vacunarse (a pesar de que las dosis son gratis y masivamente accesibles).
¿Quiénes son más susceptibles a creer en información falsa o engañosa sobre la pandemia? Aunque factores demográficos como la edad y la educación juegan un rol, así como también influye la afiliación política, existe un factor que atrae cada vez más atención de los investigadores: la falta de humildad intelectual.
CÓMO LA HUMILDAD Y LA SALUD VAN DE LA MANO
La humildad intelectual es la “conciencia de la propia falibilidad”, escribe Mark Leary, investigador de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. “Las personas que son intelectualmente humildes saben que sus creencias, opiniones y puntos de vista son falibles porque se dan cuenta de que la evidencia en la que se basan sus creencias podría ser limitada o defectuosa o que es posible que no tengan la experiencia o la capacidad para comprender y evaluar la evidencia”.
Una serie de estudios publicados recientemente en Social Psychological and Personality Science examinó cómo las personas con diferentes niveles de humildad intelectual respondieron a titulares engañosos sobre el COVID-19. En 3 estudios, los hallazgos muestran una imagen clara: cuando se les presenta información errónea sobre COVID-19, es más probable que las personas con mayor humildad intelectual sigan investigando.
En los primeros 2 estudios, a un total de 700 participantes, los investigadores presentaron titulares inventados sobre el COVID-19 que aparentemente provenían de artículos periodísticos (del tipo “Beber agua cada 15 minutos previene una infección por coronavirus” o “Los casos de coronavirus siguen aumentando; el distanciamiento social no funciona”). Luego, los participantes informaron si intentarían verificar la información del titular; por ejemplo, verificando los hechos, dedicando más tiempo a conocer la fuente o simplemente leyendo el artículo completo. Los investigadores encontraron que las personas con mayor humildad intelectual eran más propensas a decir que intentarían averiguar si el titular era cierto.
El estudio final fue un paso más allá al medir el comportamiento de las personas. Los investigadores mostraron a 600 participantes un titular de noticias inventado (por ejemplo, «La Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos advierte que el uso de mascarillas puede ser peligroso e ineficaz”), con la opción de abrir una nueva pestaña en su navegador de Internet para “aprender más sobre este artículo”. Descubrieron el mismo patrón de resultados que en los estudios anteriores: las personas con mayor humildad intelectual tenían más probabilidades de abrir la pestaña para obtener más información sobre las noticias inventadas.
MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA
Por razones obvias, estos resultados importan más allá del COVID-19 y la crisis sanitaria actual. La información errónea y la desinformación descontrolada son causas comúnmente citadas para explicar la reticencia a la vacunación en los Estados Unidos, país que tiene una de las tasas de vacunación más bajas de Europa Occidental y América del Norte. La desinformación son noticias falsas difundidas intencionalmente por actores de mala fe, mientras que la información errónea es el resultado de errores de pensamiento o investigación.
Las personas con mayor humildad intelectual tienen actitudes más positivas hacia las vacunas y es más probable que digan que tienen la intención de recibir sus dosis. Es importante destacar que esto es cierto incluso cuando se tiene en cuenta el efecto de factores como la educación y la orientación política. Y esa podría ser una buena noticia: no hay mucho que podamos hacer sobre la educación o la política de las personas a medida que avanza la pandemia, pero sí podemos actuar ahora para ayudarnos mutuamente a cultivar la humildad intelectual al aprender sobre el virus.
CULTIVAR LA HUMILDAD
Entonces, ¿cómo se cultiva la humildad intelectual en medio de una pandemia global?
El núcleo de la humildad intelectual es reconocer tus propias limitaciones como ser humano, como tu formación y educación, o el sesgo creado por tus emociones.
Si algo parece cierto o “se siente” verdadero para ti, entonces deberías preguntarte: ¿por qué puede ser así? Es muy comprensible que busquemos curas milagrosas para el COVID-19, como tomar hidroxicloroquina o hacer gárgaras con agua salada, porque el deseo de que la pandemia termine o se derrote fácilmente puede ser mucho más fuerte que la necesidad de enfrentar la terrible realidad de la situación. Usar a otras personas como chivos expiatorios de la pandemia también contiene un fuerte atractivo emocional, ya que es más satisfactorio estar enojado con otras personas que con una enfermedad que no sabe que existes. Un estudio encontró que la depresión y la ansiedad aumentaron la probabilidad de que creamos información falsa sobre COVID-19.
1. Así, la primera pregunta que deberíamos hacernos al escuchar información nueva es: ¿Parece este mensaje diseñado para apelar a mis emociones? ¿Y están esas emociones haciéndome creer cosas que quizás no sean verdad?
2. Si la respuesta es sí, entonces podrías intentar una técnica llamada “auto distanciamiento”, lo que básicamente consiste en tratar de mirarte a ti mismo desde afuera. Según la investigación, las personas que pueden hacer esto mientras discuten un evento difícil entienden más sus propias reacciones y están menos angustiadas emocionalmente. En un artículo publicado en 2011, los psicólogos Ethan Kross e Igor Grossman descubrieron que el auto distanciamiento era una forma eficaz de cultivar la humildad intelectual.
3. Otra clave para la humildad intelectual es, simplemente, ser paciente mientras recopilas información, manteniendo la mente abierta hasta que necesites actuar. “El cerebro desarrolló la capacidad de pensar para guiar nuestro comportamiento de manera adaptativa”, dice Leary. “Si asumimos que nuestra comprensión de casi cualquier cosa, incluido el COVID-19, mejora con el tiempo, entonces no hay razón para sacar una conclusión firme hasta que necesitemos actuar en consecuencia. Luego, vamos con la mejor información, de las fuentes más creíbles que tenemos”.
4. La humildad intelectual también debería estar presente en los mensajes de salud pública y en las comunicaciones de la pandemia:¿Los investigadores, periodistas y políticos reconocen las limitaciones y consideran explicaciones alternativas? ¿Hacen referencia a hallazgos anteriores? ¿Es posible que los periodistas y los políticos, o incluso los científicos, exageren el resultado?Si el mensaje parece humilde, podría ser más confiable que otros mensajes más grandiosos o emotivos sobre el COVID-19.
En una pandemia global, la humildad intelectual podría ser la fórmula mágica que, al seguirla, nos pueda salvar de la pandemia.
Humildad intelectual: la actitud que puede salvarnos la vida en la pandemia
Pues, un nuevo informe de la Kaiser Family Foundation encontró que casi un tercio de los adultos estadounidenses creían al menos en 4 de 8 afirmaciones falsas sobre el COVID-19 o las vacunas, tales como “El gobierno está exagerando las muertes” o “Se ha demostrado que las vacunas causan infertilidad”. Casi la mitad de los encuestados creía que al menos 3 de las declaraciones falsas presentadas eran plausibles. Y si crees que eso no es grave, sólo recuerda que los índices de enfermedad y muerte en Estados Unidos son críticos, debido a que las personas se reúsan a usar mascarilla y vacunarse (a pesar de que las dosis son gratis y masivamente accesibles).
¿Quiénes son más susceptibles a creer en información falsa o engañosa sobre la pandemia? Aunque factores demográficos como la edad y la educación juegan un rol, así como también influye la afiliación política, existe un factor que atrae cada vez más atención de los investigadores: la falta de humildad intelectual.
CÓMO LA HUMILDAD Y LA SALUD VAN DE LA MANO
La humildad intelectual es la “conciencia de la propia falibilidad”, escribe Mark Leary, investigador de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. “Las personas que son intelectualmente humildes saben que sus creencias, opiniones y puntos de vista son falibles porque se dan cuenta de que la evidencia en la que se basan sus creencias podría ser limitada o defectuosa o que es posible que no tengan la experiencia o la capacidad para comprender y evaluar la evidencia”.
Una serie de estudios publicados recientemente en Social Psychological and Personality Science examinó cómo las personas con diferentes niveles de humildad intelectual respondieron a titulares engañosos sobre el COVID-19. En 3 estudios, los hallazgos muestran una imagen clara: cuando se les presenta información errónea sobre COVID-19, es más probable que las personas con mayor humildad intelectual sigan investigando.
En los primeros 2 estudios, a un total de 700 participantes, los investigadores presentaron titulares inventados sobre el COVID-19 que aparentemente provenían de artículos periodísticos (del tipo “Beber agua cada 15 minutos previene una infección por coronavirus” o “Los casos de coronavirus siguen aumentando; el distanciamiento social no funciona”). Luego, los participantes informaron si intentarían verificar la información del titular; por ejemplo, verificando los hechos, dedicando más tiempo a conocer la fuente o simplemente leyendo el artículo completo. Los investigadores encontraron que las personas con mayor humildad intelectual eran más propensas a decir que intentarían averiguar si el titular era cierto.
El estudio final fue un paso más allá al medir el comportamiento de las personas. Los investigadores mostraron a 600 participantes un titular de noticias inventado (por ejemplo, «La Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos advierte que el uso de mascarillas puede ser peligroso e ineficaz”), con la opción de abrir una nueva pestaña en su navegador de Internet para “aprender más sobre este artículo”. Descubrieron el mismo patrón de resultados que en los estudios anteriores: las personas con mayor humildad intelectual tenían más probabilidades de abrir la pestaña para obtener más información sobre las noticias inventadas.
MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA
Por razones obvias, estos resultados importan más allá del COVID-19 y la crisis sanitaria actual. La información errónea y la desinformación descontrolada son causas comúnmente citadas para explicar la reticencia a la vacunación en los Estados Unidos, país que tiene una de las tasas de vacunación más bajas de Europa Occidental y América del Norte. La desinformación son noticias falsas difundidas intencionalmente por actores de mala fe, mientras que la información errónea es el resultado de errores de pensamiento o investigación.
Las personas con mayor humildad intelectual tienen actitudes más positivas hacia las vacunas y es más probable que digan que tienen la intención de recibir sus dosis. Es importante destacar que esto es cierto incluso cuando se tiene en cuenta el efecto de factores como la educación y la orientación política. Y esa podría ser una buena noticia: no hay mucho que podamos hacer sobre la educación o la política de las personas a medida que avanza la pandemia, pero sí podemos actuar ahora para ayudarnos mutuamente a cultivar la humildad intelectual al aprender sobre el virus.
CULTIVAR LA HUMILDAD
Entonces, ¿cómo se cultiva la humildad intelectual en medio de una pandemia global?
El núcleo de la humildad intelectual es reconocer tus propias limitaciones como ser humano, como tu formación y educación, o el sesgo creado por tus emociones.
Si algo parece cierto o “se siente” verdadero para ti, entonces deberías preguntarte: ¿por qué puede ser así? Es muy comprensible que busquemos curas milagrosas para el COVID-19, como tomar hidroxicloroquina o hacer gárgaras con agua salada, porque el deseo de que la pandemia termine o se derrote fácilmente puede ser mucho más fuerte que la necesidad de enfrentar la terrible realidad de la situación. Usar a otras personas como chivos expiatorios de la pandemia también contiene un fuerte atractivo emocional, ya que es más satisfactorio estar enojado con otras personas que con una enfermedad que no sabe que existes. Un estudio encontró que la depresión y la ansiedad aumentaron la probabilidad de que creamos información falsa sobre COVID-19.
1. Así, la primera pregunta que deberíamos hacernos al escuchar información nueva es: ¿Parece este mensaje diseñado para apelar a mis emociones? ¿Y están esas emociones haciéndome creer cosas que quizás no sean verdad?
2. Si la respuesta es sí, entonces podrías intentar una técnica llamada “auto distanciamiento”, lo que básicamente consiste en tratar de mirarte a ti mismo desde afuera. Según la investigación, las personas que pueden hacer esto mientras discuten un evento difícil entienden más sus propias reacciones y están menos angustiadas emocionalmente. En un artículo publicado en 2011, los psicólogos Ethan Kross e Igor Grossman descubrieron que el auto distanciamiento era una forma eficaz de cultivar la humildad intelectual.
3. Otra clave para la humildad intelectual es, simplemente, ser paciente mientras recopilas información, manteniendo la mente abierta hasta que necesites actuar. “El cerebro desarrolló la capacidad de pensar para guiar nuestro comportamiento de manera adaptativa”, dice Leary. “Si asumimos que nuestra comprensión de casi cualquier cosa, incluido el COVID-19, mejora con el tiempo, entonces no hay razón para sacar una conclusión firme hasta que necesitemos actuar en consecuencia. Luego, vamos con la mejor información, de las fuentes más creíbles que tenemos”.
4. La humildad intelectual también debería estar presente en los mensajes de salud pública y en las comunicaciones de la pandemia: ¿Los investigadores, periodistas y políticos reconocen las limitaciones y consideran explicaciones alternativas? ¿Hacen referencia a hallazgos anteriores? ¿Es posible que los periodistas y los políticos, o incluso los científicos, exageren el resultado? Si el mensaje parece humilde, podría ser más confiable que otros mensajes más grandiosos o emotivos sobre el COVID-19.
En una pandemia global, la humildad intelectual podría ser la fórmula mágica que, al seguirla, nos pueda salvar de la pandemia.
Fuente: espaciomutuo.cl
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